Él y él

En el primer cuarto de la casa se encuentras ellos. Tan serios y libres. No prestan a tención a nada... la película de la TV es aburrida y sólo piensan en que el otro no puede saber el ansia de una caricia por la que se mueren.

Afuera llueve, pero dentro de ellos el calor es demasiado grande. Sudan gota a gota cada mirada de reojo y piensa "por la mierda, porque no puedo hacer nada". Uno se levanta, va a la cocina y pregunta si su invitado queire algo. "Un beso" -piensa- pero dice que una bebida no estaría nada de mal.

La lluvia es más fuerte. La bebida no es tocada y la película pasó al olvido. La tensión es demasiada. Ambos quieren algo, ninguno se atreve. Rebuscan en cosas estúpidas, preguntas por familiares, el clima, cómo está la vida... cosas innecesarias.

-"Ya no aguanto"
-"¿Qué pasa?

Se ve una avcalancha sobre el sillón. Dos cuerpos buscándose. Manos que quieren recordar noches de antaño, pero que descubren algo nuevo. Piel nívea, virgen a esas manos llenas de otros cuerpos, con historias diferentes, sin embargo, nunca tan primerizas.

Se deshojan la ropa. Cada prenda cae como un pétalo en el vacío. Un tronco de ébano aparece. Juegan con él.

Es cada vez más intenso... la lluvia acecha con relámpagos que apagan cada grito. Empieza el vaivén de su amor explosivo. Sus cuerpos se amalgaman de tal forma que es irreconocible saber cual es cual.

Su gusto se hace la clave perfecta en el carnoso recorrido de sus bocas. Osculos lascivos llenan el cuerpo de uno. El otro llena su piel de la otra dermis. La profundidad se presenta con cada estocada cobarde.

Una burbuja holística se posa en ellos.
-"Esto va a acabar"
"Nnno, no puede"

Se abrazan como una anacónda -se quitan el aliento-. Una parte de sus vidas se deja caer en el piso...