lunes, febrero 27, 2006

In my head

Siempre que escribo me doy cuenta de algo nuevo. Hay situaciones que esxisten porque las puedo plasmar y así es como las trato de resolver. Es un vomitivo afable, pero no de los mejores. Bueno, pero algunos tienan a la marihuana, otros al alcohol ç, alcigarro, el carrete, elchocolate, etcétera... y cómo no tengo sexo hace tiempo lo único qeu me queda es el escrito.

Lo acontecido es un posible cambio de universidad que he de tener... la verdad no estoy seguro, pero tengo que tramitarlo. Además ed saber que mis padres son uno de mis más grandes problemas (como también alegrías). Odio que se metan en mi vida. Odio que traten de manejarlo todo y mi autoestima la traten de derribar (lo logran, mas yo no doy pie para que se enteren).

Lo peor creo que ha sido tratar de formar un mundo de fantasías donde todo es perfecto, donde el único partícipe soy yo. Quien anima, quien dirige y quien dirime. No es así. Hay más de 15 millones de chilenos y no los siento. Tampoco siento a mi corazón últimamente.

Las entrañas llaman a ser comidas por alguien o algo que libere la ansiedad que tengo. Me da pena pensar en lo que dejo en Iquique. Me da ira pensar lo que dejo en Santiago. Construcciones propias que han sido lágrimas de sangre y pedazos de corazón (nunca nada ha sido fácil)...

Tengo que parar el melodrama... yo me lo busco , pero necesito consejo.. ojalá una fuerza nazca y me ayude... por lo menos ya ha salido la mierda que tenía... ojalá me espere un príncipe para tener un Happilly ever after....

miércoles, febrero 22, 2006

Dueña de casa

En estos días de vacaciones he pensado muchas cosas, aparte de los dolores de espalda y otras quejas que me han dado. Creo que vacacioné para estar en paz y tranquilo, sin nada que hacer, aparte de las acostumbradas visitas (esas que por estar de regreso no puedes obviar sin que te cobren sentimientos).

Estaba en eso, cuando me di cuenta, al pasar de los días que cada vez me transformaba en un mini asesor del hogar. Hacías mi cama, la de mis papás, barría, limpiaba el patio, el baño, compraba el pan... incluso me llegué a despertar más temprano para ir al terminal (una especie de vega, pero más ordenada) a comprar lo del almuerzo -es que en mi casa odian comer cosas añejas-.

En estos días me he vuelto el que limpia, barre, prepara el desayuno y manda alos sobrinos a acostar; aparte de lo que concierne a la Bellota (una perrita que es mi adoración). Así q lavo y lavo, friego y friego. Lo malo de esa situación es que no hay paga de pormedio y cuando no lo hagoe, vieran los retos que me llegan...

Pero no contento con eso, mi padre me deja a cargo del negocio. Claro,así aprovecho de ordenar la mercadería, vigilar a lostrabajadores y pagar las cuentas (eso me gusta, me encanta estar en los bancos en la mañana vigilando a ejecutivos grrrrrrrrrrrrrrrr).

Lopeor de estom es que eran mis vacaciones y se supone que la iba a pasar de lujo y nop ha sido de esa manera, estoy mega aburrido, escribí una historia y no sé si la han publicado y en cinco minutos más tengo quye seguir con el aseo para en la tarde ver que comprar para el pan de la once....

jueves, febrero 09, 2006

Con 40 en cama

Hace ya más de una semana estuve en una situación bastante tensa. Después del diplomado, después de amanecer tantos días trabajando por una calificación; me tomé un día de descanso.

En m habitación todo estaba bien, cuando de lo normal pasé a lo que es una cosa extraña. De a uno comenzaron a ingresar. Suave y paulatinamente. Yo no sabía que era lo que acontecía. Deseaba estar tranquilo, mas cada vez era peor.

Las horas pasaban y se acrecentaba mi temperatura. Estaba ardiendo (no podía contenerlo), mis espasmo crecían. Los movimientos convertíanse en inexplicables sensaciones y sudaba.

Sudaba mucho, por lo demás. No quería gritar. Me aguantaba todo, sólo deseaba estar tranquilo, que el calor pasara para poder estar tranquilo y feliz por un momento. Me levanté un momento, tomé agua y reposé. Necesitaba de un descanso. A esa altura ya los treinta y ocho estaban superados, ahora con treinta y nueve el calor no se detenía.

Me sentía mal, pero no gritaba. Todavía me mantenía como caballero y no me quejaba. De un momento a otro necesité de ir a otro lugar. Estaba en blanco, pero igual pude pararme y llegar fuera de mi casa y tomar un colectivo. Llegué a un lugar acogedor, en 10 minutos ya estaba adentro con un hombre esperándome y diciendo que no iba a pasar nada. “Con 39, auch” -recuerdo que dijo- para después decir que me recostara y que bajara de mis pantalones. Él ayudo a bajarlos (más de lo esperado) e introdujo su líquido. Yo tiritaba. Ya estaba con los cuarenta. Estaba adolorido en esta última parte.

Después fui hacia otro lugar. Me vio otro hombre, no dijo nada más que “anda para al casa”. Eso hice. El dolor del traste todavía no se me quita, pero debo agradecer eso, pues me sentí mucho mejor.

Debo confesar también que en una semana me he tenido que bajar los pantalones dos veces, en estas vacaciones por tener un lumbago y un posible cólico renal (si es lo último serán quince veces más). Estás son mis vacaciones… No sé si un descanso o una onda de acaloramientos, porque eso es lo que me ha sucedido…