Primavera

Pasa el tiempo, mejora la sonrisa de todos, menos la mía. Recordé que dije odiar agosto y esperaba tiempos mejores. Recuerdo ahora que odio más septiembre y su fantochería dieciochera que el bipolar mes anterior.

También odio las flores, o mejor dicho el polen. Soy alérgico a ese polvillo de color ámbar que revolotea todo este mes.

Muchas cosas pasan en mi cabeza. La disertación resultó bien, duermo poco para mejorar las calificaciones paupérrimas de un primer semestre y no me despego de mi agenda; la amiga fiel que me acompaña en cada minuto.

El día está claro, mi corazón en tinieblas. Tengo un gran remolino de emociones. No le puedo olvidar. Soy indiferente hacia él, pero me duele demasiado.

Sigo odiando la primavera. Me vuelve este instinto masoquista - depresivo que tanto odio y florece cada año, al igual que los árboles y los enamorados de las plazas (aquellos qeu alimentan más mi soledad) ¿Acaso no puedo ser feliz algún día?

Me miento demasiado. Sé que la felicidad es un constructo vago que la mente asocia y con el que puede luchar. Por lo menso menos me gusta pensar eso. Alivia un poco las llagas de lo inexplicable.

Odio que me miren y no digan nada, odio ser tan tímido y no acercarme sin estar seguro, odio tener le corazón trizado y no comprar un poco de pegamento ni pedir un consejo que me ayude a su mejora. Odio tener que estar día a día viendo caras vacías, lugares incompletos y observarte cuando pasas y ni siquiera saludas. pero ya no importa. Te quiero y lo seguiré haciendo, mas le timepo borra cada huella de ti. Espero que otro borre también las huellas que has dejado sobnre mi piel.

Nada más que hacer ni que decir. El mundo es otro. Soy otro. El pasado nunca muere. Me duele tanto lo que sucede que... contigo creo que haré una excpeción.