Viaje

De regreso ya, algunos días han pasado y no han sido de relajo. Estuve, ayer (y mucho antes) cansado de tanta espera. Creía ser feliz por los reencuentros... Aquellos otrora amigos que se perdieron en lo estival (Alparecer perdióse también nuestra simpatía).

Siempre creí que nuevas aventuras esperaban, nuevos desafíos que sobrepasar, nuevas caras que ver, nuevos líos que afrontar. Espere en vano todo este tiempo. No hay nada nuevo, ni siquiera nada viejo. Ahora heme aquí derrotado por las ilusiones y sueños.

Ya no hay ganas de batallar. El poder que antiguamente mantenía se ha desgastado. DEsearía no haberlo tenido nunca.

Quise escapar a mis reinos infinitos, saborear el néctar del ayer... Sobrevivir en estas tierras es difícil, ya no son mías. Maldición, cambié mi rumbo y creí encontrar donde formar mi latifundio, mi nuevo reino, mi altar infinito.

Cuan errado puede ser el hombre, simple mortal. En la parte septentorial, dejada por la búsqueda de nuevas tierras (más grandes y libres) quedó el pasado de niñez. Una construcción austera, resiliente, tranquila.

Ahora paso hambre y fríos polares arrasan mi piel. "En compañía abrá que soportarlos, sino un alma morirá", me dije alguna vez. Aún lo sigo diciendo (veréis si se cumple).

Descansen sus huestes queridos amigos, algún día haré -otra vez- aquel viaje septentorial. Nos reuiniremos y seré más fuerte. Ya no quiero estar más de visita...