sábado, marzo 07, 2009

Cremador de sueños

El tiempo nunca ha servido para nada, además de volverte viejo. Separan las tullidas cárceles de las memorias los hombrecitos que trabajan como antioxidantes, para tratar de congelar historias que ya no te sirven, sino para que creas que aún eres joven.

Completamente incierto. Completamente acertado. El más viejo de aquellos cambió su rumbo para no ser de la buena estirpe. Recordó que las memorias no sirven ni dejan legado y conformó un mitín para que se hiciera una limpieza del disco duro humano.

Así, comenzó a pedir que las cosas más inútiles se desprendieran. Las vivencias diarias no podían esfumarse tan ligeramente, por lo que decidió cumplir su tarea con el subconsciente, quien era el que más espacio ocupaba y más spams tenía acumulados.

Uno por uno fue eliminando miedos y carencias, pero estas volvían de forma repetida, como abejas a la colmena, por lo que resultó inútil luchar contra ellos.Pensó, entonces, en las pesadillas. Cordenadas de malos sueños que acechaban a diario, pero que en temporadas acababan y el espacio, a medida que los años se cumulaban, dejaba de tener gigas desocupados.

Raramente, sin poder acelerar el proceso de vaciado, pensó en comprimir archivos y sacarlos sólo cuando se le solicitaran. Buena opción, mas atrasaba las labores espontáneas y, muchas veces, las respuestas llegaban con mucho retraso.

Ya harto de crear ideas que fueran cortoplacistas, unió a sus ingenieros, periodistas, cuentistas y arquitectos, para poder recomponer etse problema, tanto comunicacional como de espacios.La idea surgió de repente. Los sueños eran inútiles, pasados y la gente no los ocupaba. Siete diarios eran los que cada persona tenía y de los que jamás hacía referencia. Con esto ya trazado, la solución era saber cómo hacerlos desaparecer sin que se notara.

Comenzaron con los unicornios, personajes fictiocios y superhéroes, para seguir con amores de verano, estudios y programas añejos. Les ponían cemento, y los arrojaban al mar del olvido, les explotaban con dinamita, perp eso generaba bajas en las neuronas. Mataban a varios con alcohol y humo de cigarro, pero aún eran demasiado prolíficos.

Inmolándose, varios pensaron en buscar soluciones y una llegó del sol. Quema. Eso. Quema. Dijo el ya maestro del acabóse. Prendio una vela en un idilio, y desparecio en una nube estrecha. Estuvo feliz. Ya se acabaría el problema con ellos, con tan solo una vela, un poco de fuego acabaría con todo, pero ya estaan muchos estancados y el trabajo tendría retraso.

Mandó a construir un crematorio, donde a todos los sueños acumulados los dejaría para acabarse. Así, en menos de tres meses ya no había qué hacer. Hubo despidos, cambios en el equipo y se redujo todo. Pasó el tiempo y el cremador se preocupaba por mantener su trabajo.

La idea fue demasiado buena. Enloqueció. Informó que etsba enfermo y se mantuvo tres días en casa, encerrado. Planeó todo. De a uno fue eliminando personas, ideas y cuentos, guionistas, productores y actores. Todos. No quedó nadie más que él, diueño y señor de la creación de los dormidos.

Y por eso yo ya no sueño.

1 comentario:

Johar dijo...

Ya pues!!!! actualize hagale un cariñito al blogg de ves en cuando.

saludos