miércoles, febrero 18, 2009

Trivialidad

Hace tres deseos atrás, jugaba a encontrarte con un oscuro ser que acabase el sufrimiento que me dejó sin pudor y con un exceso de cordura. Recorrí valles, espejismos y calvarios, malos pensamientos, pesadillas y cuentos infantiles.

Acabé desganado en la agonía de un enfermo y me dieron ganas de volverme feliz por un momento. Respiré la desgarcia del ya fallecido, para encomendarme a un no sé quien. Levanté mis kilos demás y crucé volátil los lamentos de las monjas y de los familiares del occiso.

Rompí mi dieta por infinita vez y me atraganté con la ira de un incauto, con el odio de la envidia y las lágrimas de una viuda. Tomé rumbo desierto, a sabiendas de que en cualquier paraje oscuro habías de aparecer. Me reí como un tonto por creer que tendría buena suerte y seguí por el pantano del ahogado.

Me senté en las hidras para recomponer el desconsuelo y recobrar mi lamentable memoria. Tiré los zapatos antes de pasar por el rosal que plantaste para recordarme y pasé libremente entre sus flores amarillas y para luego dejarlas naranjas.

Untaba con hiel mis labios y saboreaba de a poco su amargura. Detendía mi respiración y terminaba con esos pensamientos lindos que se albergaban en algún lugar, lástima que mi vida no lo hacía.

Fulguré sensaciones, roces, calamidades titánicas en un vacío silente de lo que esperaba de mí, de la marea seca de energías celestiales, que me tragué en una bocanada de cigarro.

Y esperé, como siempre lo hago, que llegara mi hora previa a la final, pero la agonía no existe, no me quiere ni me busca...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Podría decir algo respecto de lo que escribiste, algo sobre la agonía y la trivialidad, pero realmente sólo quería decir que este, me gustó mucho, mucho.

Unknown dijo...

bonito mensaje