miércoles, mayo 14, 2008

Lujuria

Cada día toma su dario de vida y lo contempla con una mirada de esas que dan pavor, pero producen un suspiro. Lo recorre de a poco, revisando sus páginas para ver su pasado. Toca finamente cada una de ellas y las huele. El perfume es exquisito y lo ha mantenido por años. Era el mismo que llevaba su padre y que muchas veces quiso para sí.
Deja de leer y roza el lápiz, de un lado a otro. Lo contiene con fuerza y comenza a a formar tranquilamente las palabras que ella desea desde hace unos momentos. Las lee, las devuelve, su boca crea figuras románticas y lascivas, se desnuda cada vez más en esos trazos infinitos. Toma un descanso. Respira profundo antes de volver a arremeter y esa respiración es cada vez más fuerte.
A medida que avanza, se va acelerando su cuerpo, los soplidos son incontrolables y esa excitación reinante por lo que esta allí frente suyo y en sus manos no sabe de parámetros. Se mueve tan rápido de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo, que resulta difícil segirle con la vista. Cansa su vaivén alocado. Su cara enrojecida muestra ese gustito de hacer algo malo, algo prohibido, pero que da buen sabor de boca.
Al acabar por fin, se sonríe un poco, lo abraza con fuerza y lo huele nuevamente. El mismo olor del primer hombre al que amó. Salen un par de lágrimas emocionadas, que resbalan por la piel de ambos. En la de ella se desvance una y en el cuero queda pegada hasta la eternidad.

2 comentarios:

Mauricio Miranda dijo...

ufff Lujuria???
ufff, eso me gusta, mas si es algo retorcida como tus escritos.

saludos Eleazar, mil saludos

kano dijo...

En la palabra esta el encanto. Casi caí en el acto con tan perturbada mente la mia, es que quizá la necesidad sabía, que el sexo no he visto hace tiempo ya, era oportunidad y no momento de jugar un poco inconciente, es que no es cochina mente, sino descripsiones de momentos calientes.

Tengo mucho que a prender, hay palabras que en mi haber no parecen tan potentes como debieran es que he contado mis primaverasy no parezco entender aún comprender que en ataud puedo transformar la palabra vida si lo hago con justa medida.