viernes, enero 11, 2008

Vida

Desde las tinieblas naces, como si la luz fuera tu némesis. Creciste en negro, en medio de vórtice violento, en medio del todo y la nada. Tus años transcurrieron dispares al resto. No crecías en varios años, para de pronto pegar un salto y volvera tu estanco por otro tiempo más.

Te viste obligado a entablar relaciones. Obligaste a todos a no preguntar por tu blancura, estaban inmerso en ti, obnubilado por el reflejo de los otros, amalgamado al autismo displicente de tu familia.

Creciste y no aguantaste. El aullido de dolor se sintió a los 18, un miércoles 15 de enero. Arrancabas, como siempre lo haces, dónde nadie conociera tu pasado, tu vida, tu lástima o tu nombre.

Deseperadamente huiste. Más de una vez huiste y volvías al lugar de los hechos. Llorabas por dentro y nadie se enteraba (ni tú te enterabas). No querías estropear la felicidad de los otros. Tonto infeliz.

De repente descubriste que la maldad existe fuera de las películas. Que siempre hay gente que no te quiere con vida, que la envidia va más allá de quitarte el saludo, te quita la vida, la buena onda, la paz, la felicidad y hasta el trabajo.

Pobre de ti... Recién aprendiendo sobre la vida... Grita, patalea, lucha... que quizás saques algo en provecho... aunque sabes que a las personas buenas no siempre le suceden cosas buenas...

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