miércoles, mayo 02, 2007

Tentación (a Leticia Pantoja)


Ella alguna vez me dijo que las manzanas podridas en un cajón son tentaciones olvidadas. A sus 15 años siempre lo tuve en mente. Ahora, a los 23 ni siquiera se acuerda cuándo me entregó aquellas palabras.


Yo, mientras, (ab)uso de esa frase cada vez que me encuentro en momentos críticos. La verdad, muchas veces he dejado cajones y cajones podridos por cada una de esas manzanitas que no he mordido, esas que tiré al olvido cuando no respondí una caricia, un toqueteo informal, un roce. Esas que se pudren una al lado de la otra, contaminando el ambiente, sólo por decir “no”.


Adán y Eva fueron los que se dejaron llevar por este magno fruto. Somos hijos de ellos y de la tentación. No podemos vivir sin comer alguna. Sin disfrutar de ese recuerdo expulsado del paraíso y que tenemos a nuestro alcance. Eso jugoso, refrescante, alimenticio y –aunque no lo quiera– saludable.


Chile es uno de los grandes productores de tentaciones. Incluso llegan a exportarlas a países europeos, quienes las disfrutan de sobremanera, mientras acá me culpo por dar una pequeña mordida.


Y recuerdo cuántas manzanas entregadas a los profesores fueron rechazadas. Mi conciencia repite cuantas veces leímos (y vimos) que Blancanieves comía el fruto. Cuántos licores se han bebido en base de manzana, de cuántas comidas llenas de tentaciones está una cocina. Incluso perfumes que te dicen, tentadoramente, “Be delicious”.


Aroma de tentación cobarde y llamativo, que llena las venas y las entrañas de quienes se atreven a comer el fruto prohibido. Me dan ganas de comerlas, pasar mi lengua y rodearlas, hincar mis dientes en ellas. Y eso que son sólo manzanas.

1 comentario:

Mauricio Miranda dijo...

ufff dejalas que se siga pudriendo... o sino veme a mi, que victhor por seguir el impulso de comer esa manzana me dejo y ahora el que se pudre soy yo.

pasese por mi blog antes que definitivamente se cierre.