domingo, junio 03, 2012

Por qué escribo

Debo reconocer que hace años comencé escribiendo como una forma de escapar a la realidad, de inventar situaciones para manejar mi emocionalidad, o simplemente porque se me da lo de las letras. Escogí la escritura como una profesión, no siendo literato, sino una carrera con un mayor campo laboral y terminé escribiendo día a día historias que no eran las mías, que no tenían ninguna cercanía a mí.

El tiempo ha pasado y me vuelvo de nuevo a este pedazo de mi historia, en donde el escribir se me da como algo natural. Incursionando, hallé relatos metafísicos, otros en lenguajes complejos, parte de un diario de vida extraño que fui formando y que tenía como pilar la falla en las relaciones amorosas. La furia, el dolor, la ira se construyeron en casa uno de esos relatos en donde no había ningún otro ni otra para acompañarme al lado, solo idilios que terminaron en nada o en una mala noche de sexo.

No sé si me da pena que mi pasado lo viera, lo contase y lo construyera de esta manera, en donde el caos reinaba -y a veces lo sigue haciendo- y yo siempre me decía (o le decía a mis personajes) que el dolor pasaría, pero nunca hice nada para que cambiara esta situación.

Una amiga siempre expresa que existe alguien que dice las cosas mejor que uno. Lo creo, mas no porque a alguien le haya pasado lo mismo. Nos compenetramos y buscamos el consuelo en las palabras de otros para no sentir pena por nosotros mismos y no tener una historia fracasada inventando consejos y expresando al mundo cuánto es el dolor que tenemos.

Al contrario, yo sí he expresado ese dolor cada vez, llamándome Alexis, Sara y otros tantos nombres que no recuerdo, para hacer que otro se identifique con mis historias, desligando mi vida de ellas. Mi sueño de ser omnisciente es una forma de coartada de lo débil que soy ante el otro, cualquier otro y, lo que empezó como un juego hipster ha tomado peso para ser algo que se transforme en una nueva manera de ver la vida.

Tengo que olvidar a los otros, pero no a mí. Suena raro decir que la personalidad de ese niño un poco regordete se ha extinguido, que la capacidad de impresionarse de ese pequeño de seis años ya no existe gracias al Internet y que la coraza que tengo como máscara ya se amalgame en parte de mí, con lo que perdí  la capacidad de distinguirme ante este personaje que soy .

Me da pena, me doy pena a veces y sienta la necesidad de ver colores, oír ruidos en la noche, pero que sean de la noche. Los silencios que para muchos no son más que cosas banales y que para mí tienen una importancia desmedida. Debo aprender a confiar y desconfiar, a ser adulto dentro de la caricatura de niño y de no creerme el vencedor.

Son tantos años de escribir como una (s) persona (s), que perdí la personalidad que me podría tener en un texto. "Comunicadores se niegan a comunicar" fue una de las semblanzas que me redactaron. Yo no comunico: entrego. Y no me arrepiento de ello. No me arrepiento de escribir ni mostrarme ahora, pero no sé si más adelante redactaré algo para borrar lo que pongo ahora, lo que sí es que escribo cuando tengo nostalgia y ese es mi motor. ¿Por qué estoy nostálgico? Creo que la edad nos pone así a veces, como nos endurece y nos hace rabiar por todo, pero ya pasará.

No hay comentarios.: